Habrá quien pueda pensar al leer el título del artículo, que he decidido echar raíces en el huerto… ¡Pero no! Esta semana me han hecho un regalo en forma de árbol, y ahora, un alcornoque forma parte del ecosistema de Laderas del Naranco.
Éste árbol se caracteriza por tener una corteza gruesa y esponjosa, que se utiliza para fabricar corchos, tapones, aislantes, aplicaciones navales y tejidos. Los bosques de alcornoques son característicos de climas cálidos porque sus hojas sufren con las heladas extremas. Prospera en zonas con corrientes de aire en las que reciba buena iluminación. Es propenso a diversas enfermedades, debido a los constantes descorches para extraer su corteza, por lo que debemos tener cuidado con la aparición de hongos. Su follaje es afectado por la fumagina, que se manifiesta como un polvillo negro que, generalmente, es ocasionado por el ataque de plagas como el pulgón, la cochinilla o la mosca blanca. El alcornoque pertenece a la familia de las fagáceas junto con los robles, encinas y castaños, y en estado natural, si las condiciones son óptimas, tiene una longevidad de hasta 500 años.
En la primera década de crecimiento se muestra firme, erguido, pero con el paso del tiempo sus ramas se van torciendo, tomando inclinación. Sus raíces son fuertes y se expanden en todas direcciones, generando en ocasiones brotes propios. Al hacer el trasplante del árbol no he podido evitar aprovechar un par de ellas para conseguir dos nuevos árboles.
Sus hojas son perennes, de forma ovalada, y con crecimiento alterno, tienen un color verde intenso en el haz y un tono grisáceo en el envés.
Bajo la característica corteza del alcornoque hay un tronco de madera que presenta gran resistencia, pero su aspecto cambia con el descorche. La herida muestra un manto de color amarillo que al recibir la luz del sol se torna rojo y luego de un color canela que mantendrá durante un largo tiempo.
Es habitual que el alcornoque florezca en primavera, pero en ocasiones puede tener floraciones puntuales en verano u otoño. El fruto del alcornoque son unas bellotas que comienzan a desarrollarse cuando el árbol cumple de 10 a 12 años, pero no son comestibles. La principal utilidad del alcornoque es la producción de corcho, pero también sirve para la fabricación de herramientas, y para el proceso de curtir cueros, gracias a su alto contenido en taninos.
También se puede utilizar para obtener propiedades y beneficios medicinales, por sus propiedades analgésicas, astringentes y antiinflamatorias. Se pueden aprovechar las propiedades antiinflamatorias del tanino presente en su corteza, ramas, hojas y frutos.
Para disfrutar de sus beneficios terapéuticos, podemos preparar una infusión de corteza de alcornoque. Para ello, se pulveriza un trozo de corteza y se utilizan 2 cucharadas de ella en una taza de agua hirviendo.
Deja reposar, cuela y ¡a disfrutar!